La negociación debe de partir de fijar un precio máximo que estamos dispuestos a pagar por cancelar la deuda, el cual variará según el tipo de deuda: Deudas sin garantia hipotecaria y Deudas con garantía hipotecaria...

• Deudas sin garantía hipotecaria: El precio máximo a ofertar vendrá fijado por las cantidades que haya percibido el fondo buitre por vía judicial y las que esté percibiendo mediante el embargo de nómina, de la devolución del IRPF, etc. Si el fondo no ha logrado ningún cobro o lo logrado es de muy escaso valor, sabe que el precio por el pago de la deuda debe ser menor, en cambio, si cobra cantidades significativas mensualmente, entenderá que el precio debe ser mayor ya que esperando logrará cobrar no solo las deudas, sino los intereses y los gastos de abogado y procurador (costas judiciales).
• Deudas con garantía hipotecaria: el precio máximo vendrá marcado por el valor de mercado del inmueble y la posibilidad de poder disponer del mismo para venderlo. El fondo buitre sabe aproximadamente cual es el valor del inmueble, ya que se fijó en la escritura de hipoteca, pero no sabe ni el estado de conservación o de mejoras, ni si es la residencia habitual del propietario, con la demora que eso supondrá a la hora de poder disponer del inmueble.

Fijado el precio máximo, contactaremos con la empresa que habla en nombre del fondo buitre, que se les denomina gestoras, y que son las que llaman reclamando las deudas a los clientes y dirigen el procedimiento judicial. Si entendemos que el fondo buitre no es razonable, pasaremos a oponernos judicialmente en varios frentes, nos opondremos a la ejecución por contener cláusulas abusivas, no haber contemplado pagos posteriores a la reclamación judicial, etc., simultáneamente solicitaremos el retracto crediticio (pagar lo mismo que el fondo buitre a pagado al banco), e igualmente si se hubiera incluido al deudor en la base de impagados ASNEF procederemos a comprobar la tramitación y reclamar daños y perjuicios por la inclusión en el fichero de morosos. De esta forma el fondo deberá optar entre ser razonable o arriesgarse a que alguna de las oposiciones triunfe y se quede sin deuda que cobrar. El fondo buitre es una empresa, y como tal, rechaza el riesgo, y por tanto, preferirá siempre cobrar algo seguro que arriesgarse a todo o nada ante un tribunal.